viernes, 15 de mayo de 2009

Himnosis

En El País de hoy, Juan Cruz firma su artículo con este título tan palabro. La creación de tal vocablo, cuenta, se produjo en tierras americanas (digo americanas, no se entienda estadounidenses, por favor), concretamente en Colombia. Se celebraba la entrega de un premio a Vargas Llosa y la orquesta amenizó al público con los himnos de la organización, de Cali, El Valle --su región--, Perú, España, Colombia, etc... Tal abundancia en himnos le hizo preguntar al columnista a un editor a qué se debía, y éste le respondió que "Colombia vive en perpetuo estado de himnosis".

Aquél que siga mínimamente los resultados futbolísticos y alguno que otro más sabrá que tanto la columna como este título va con segundas. Segundas de primera. Porque todo aquello que se intenta tapar o poner en un plano secundario accede como por arte de magia a la primera plana. O a destituciones fulminantes. Seguramente, aquel trompetista que tocó el Himno de Riego en una final de tenis con tinte español siguió trabajando sin problema después de alguna que otra bronca. Pero el responsable de deportes de TVE no ha durado ni un día tras la pifia de correr un estúpido velo ante la monumental pitada al himno español en la final de la Copa del Rey. Es lo que tiene juntar a unos cuantos miles de vascos y catalanes en el mismo estadio, nada sorprendente. Ni mucho menos, indignante, a menos que queramos hacer de una bandera un sayo. Cada cual que aguante su vela. Así lo creo yo, pues tengo derecho a tener mi opinión como cada cual tiene su culo, parafraseando a Clint Eastwood.

Lo que de veras me sorprende, con tanto revuelo hímnico, es que en dicho artículo se presume la autoría argentina de la Marcha de Granaderos. Su origen se pierde allá en los tiempos de MariCastaña, también llamada Carlos III de Borbón, quien la oficializó. Y como su autor es desconocido... (¡qué cracks!) ahí sale un argentino para reclamar su paternidad. Cualquiera que indague un poco sobre una partitura tan sosa como una marcha militar (afortunadamente enriquecida y orquestada a lo largo del tiempo) dará con un presumible origen prusiano e incluso andalusí, que no deja de ser una conjetura. Vamos, que la sociedad general de autores argentina debe inspirar más repelús que la española. A este paso, Dante Alighieri debió ser de la Boca de toda la vida.

¿Qué quieren? A mí, estas cosas, plim. Ni se me ponen los pelos como escarpias si llaman catalán al valenciano ni se me llevan las furias por una pitada tal, que ni las que se llevaba Schuster. Soy republicano. Y me encantaría que hoy día sonara la voz de Miguel Fleta cantando la letra que se puso al Himno de Riego, que tampoco era un dechado de armonía, pero el mañico le pegaba mil vueltas a Francisco con el Himno del maestro Serrano (no es por meter cizaña, pero en su tiempo comenzaba con "Per a ofrenar a la nostra senyera", sin ninguna referencia a las glorias españolas). Tonterías de un servidor, al igual que el arrejuntamiento de nacionalistas antimonárquicos en una copa futbolística monárquica en pleno siglo XXI. ¡¡Aúpa Athletic!!


PD: Editar el blog con Internet Explorer es patético. O, mejor dicho, patatético, porque da pena que salga como una patata. Menos mal que me lo arregla el Firefox.

2 comentarios:

Toni Solano dijo...

Esas preocupaciones son dignas de "himniotas".
Aupa, Firefox.

COCOLISO dijo...

...De "himniotas" cuya "himniosincrasia" empaña cualquier acto... lamentablemente.