lunes, 4 de agosto de 2008

Avant-propos

Aunque las introducciones suelen ir antes de algo, ya que para eso te meten en materia, me voy a dar el lujo de presentar el blog después de haber sido inaugurado.
Seguramente ello es debido a que el parto de esta página en red ha sido más producto de penalty que de la premeditación. Y como todo aquél que no premedita la cosas las debe postmeditar o --si procediere-- justificar, me veo obligado a explicar cuáles creo que son mis verdaderas pretensiones.
Para empezar por el principio, valga la rebuznancia, quiero aclarar el título Ensalada de palabros. De todos es conocido el significado de la palabra ensalada y su procedencia del ruso inssaladjya (que a su vez procede del indoeuropeo n'salaad iyah, "este dios sólo nos manda verdura, el jodío"). Lo que ya no está tan al alcance del ciudadano de a pie o bonometro es la palabra palabro. Porque existe de verdad, al contrario de otros palabros que pueda escribir pues por no existir reglamentariamente se llaman así. Dice el diccionario de Doña María Moliner del vocablo: "Palabra mal dicha, rara o estrambótica. Palabrota". Me quedo con esta definición puesto que los señores que limpian, fijan y dan esplendor (y no me refiero a una subcontrata de Don Limpio, sino a la RAE) pasan por alto el adjetivo rara. Porque aquí se pretende dar nuevo uso a las palabras, inventar o reinventarlas aunque produzcan extrañeza. Seguro que el contexto y el buen entendimiento del lector aclaran su significado.
También se pretende discutir sobre el uso y corrección de términos más o menos cotidianos a ver si entre todos hablamos un poco mejor, que no cuesta nada, ¡hostia! Lo de las palabras malsonantes... bueno, tampoco hay que abusar, pero no podemos andar reprimiéndonos en tiempos de "desaceleración" (bonito palabro). Ya saben, cuando pisamos el freno no frenamos; cuando bajamos la marcha no reducimos ni ralentizamos, simplemente "desaceleramos" o lo que es lo mismo, pisamos el "desacelerador" (¡¡Mariano, desacelera que nos vamos a comer el camión!!). Los políticos saben qué palabras elegir para eludir semánticamente la realidad. En fin, entre esto y que mientan me quedo con lo primero. Tiene más gracia torera.
Disculpen si en esta justificación se me ha colado alguna que otra trola, pero sólo ha sido por hacer honor al blog y con intención humorística. Ustedes dispensen. Para finalizar permítanme la pedorrez de haber titulado esta segunda intentona literaria avant-propos (prefacio en francés). Es que después de tres años de filología uno se acostumbra a ciertas cosas, aunque espero que agradezcan la redacción en castellano. Para despedir, un video que sirve de manifiesto para este espacio.


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