viernes, 24 de octubre de 2008

Mandrini y cafa de pocia

Llegar a un país y no dominar su lengua nos lleva a crear palabros de lo más variopinto. Hace unos días la madre de mi hija leyó un cartel de una frutería regentada por paquistanís en el que se ofrecían "mandrini" a buen precio. Nótese el esfuerzo y el desparpajo en la inmersión castellana para referirse a las mandarinas.

En relación con esta anécdota me vino a la memoria otra no menos hilarante cuando trabajaba en una empresa de decorados. En dicha empresa, sita en la Avenida del Puerto, y en aquella época no siempre teníamos a mano las herramientas más adecuadas para trabajar. Debíamos tallar poliestireno expandido, alias "corchopán". Vamos, que sin la protección adecuada podíamos acabar de una forma parecida a como estuvieron a punto de fenecer Pablo Motos y Marron entre bolitas del famoso "corcho blanco", aunque no tan estúpidamente (dicho sea de paso).

Pues bien, fuimos a un bazar (regentado esta vez por indios de la India, que tal vez no eran hindús) de la calle Islas Canarias donde comprar lo más parecido a unas gafas de protección (mascarillas de verdad ya teníamos, no como las de chichinabo de El Hormiguero en tan fatídico día). Conseguimos unas gafas de buceo a buen precio y pedimos el recibo para la empresa. El vendedor nos lo hizo a mano porque la caja registradora no funcionaba bien. Nos cobró cuatro pares de "cafa de pocia". Se ve que al muchacho le caló hondo este mito de que los españoles escribimos como hablamos y viceversa (nada más falso, sea el idioma que sea: ahí está la "h" en español, por ejemplo). Si él decía algo así como de protecsión no tingo, pero os pueden valé unas cafa de pociá (gafas de bucear), escribirlo en español no debía ser muy diferente.

Y es que nos desternillamos de los guiris y demás extranjeros y no nos ponemos en su lugar cuando leen cosas como güisqui o fútbol. Tal vez la primera les parezca horrible, pero está en el Diccionario de la Real Academia desde hace mucho. La segunda pasa inadvertida por cansina, pero sigue el mismo mecanismo de formación de palabros que la que chirría tanto al oído y a la vista. Nadie usa el calco balompié, que es más cercano al idioma cervantino y parece muy repipi.

En definitiva, que viva la creatividad lingüística que da vida a este blog. Y, así como aparecen nuevas palabras, también se recuperan otras que creíamos perdidas desde los tiempos de Franco, como "censura". Díganme, si no, qué les parece esta noticia de ámbito local sobre cierto festival que no se va a celebrar por designio de las autoridades. Lástima que los políticos apliquen la censura a los ciudadanos y olviden aplicársela a sí mismos cuando hacen mal uso de la lengua, en especial descalificando al contrario con un vocabulario ramplón. FOTO: Cartel del no festival

sábado, 18 de octubre de 2008

Citicenship eduqueishion

No soy dado a hacerme eco de cuestiones políticas en este blog, puesto que su tema principal debe ser la lengua. Sin embargo, por causas anejas, que no ajenas, tengo que sacar la lengua sobre cierto asunto que en absoluto debería dejarnos indiferentes. Ni como padres, ni como docentes, ni como ciudadanos.

Por fin asoma esta polémica asignatura (que se imparte desde hace décadas en medio mundo sin ninguna polémica y con los mismos contenidos esenciales) en los coles de la Comunidad Valenciana. Pero aquí, que somos más in, no como el resto de España, que es out, lo hacemos en la lengua de la America's Cup y el Grand Prix del Valencia Street Circuit. Por eso, los niños de 2º de ESO que tienen el mismo nivel de inglés que un servidor de dialectología reto-romance del siglo XVII, deben estudiar Educación para la Ciudadanía en la lengua de los hijos de la Gran Bretaña. Bueno, por eso y porque a ciertas mentes clarividentes se les ha metido en la cabeza que aquí debemos ser trilingües aunque en Les Corts no tengan ni el título del Grau Elemental de Valencià. Ya no digamos del First Certificate.

Lo peor es que aquí se debe cumplir por orden divina del conseller. Y si no, sanción al que la incumpla. Lex dura, sed lex (que para los romanos quería decir: "La ley es dura, pero es la ley, asín que ajo y agua"). Si miramos hacia Madrid, donde la ley es igual de dura, el BOE nada dice del inglés. Pero esta tierra tiene un espíritu creativo (Sorolla y su pintura, Blasco y sus novelas, Serrano y su música, González-Lizondo --que el Altísimo lo acoja en su seno-- y sus mocos pegados en las barandillas del Congreso de los Diputados, etc.). Esta orden levanta ampollas en el 80% de los colegios públicos y cierto prúrito en el resto. Por no hablar de los concertados.

Desgraciadamente, en la política, como en la economía u otros ámbitos, el sentido común es el menos común de los sentidos. Es preferible imponer cuando una cámara tiene mayoría absoluta que consensuar. Está claro que poner de acuerdo a más de dos personas es tarea ardua. No hablemos ya de contar con sindicatos, órganos colegiados varios, asociaciones de padres o de estudiantes...

Y claro, nunca llueve a gusto de todos. Dense cuenta que incluso la Conferencia Episcopal, a través de uno de sus prelados, manifiesta que "Algo que se impone no es bueno", en referencia a la asignatura. Lo mejor es que el obispo interfecto era preguntado sobre qué le parecía que se tuviera que impartir aquí en inglés, uséase: Citizenship Education. Por lo visto, la imposición de Madrid era la mala. La de Valencia, una idea sublime. Su respuesta no tiene desperdicio teniendo en cuenta su pertenencia a una institución que se ha caracterizado históricamente por "no imponer nada", ya que "algo que se impone no es bueno". Ay, es que luego algunos tergiversamos las cosas sacándolas de contexto.

Esperemos que por propia iniciativa (lo que machaconamente llaman políticos y periodistas "de motu propio" --expresión que heriría orejas latinas incluso hoy día en las catacumbas: se dice "motu proprio" con la -r- y sin preposición--; lástima que muchos prefieran dársela de pedantes con el mismo nivel de latín que los alumnos de 2º de la ESO tienen de inglés, o inferior --toma peazo paréntesis--) los mandamases valencianos atiendan a razones y busquen el consenso en casa. Eso mismito de lo que se quejan que no se hace en Madrid.

Para despedirnos, les dejo una viñeta del maestro dibujante El Roto en alusión a estas tácticas políticas. Sirva como homenaje a los Departamentos de Orientación, que echan mucho más que una mano en los colegios e intentan deshacer lo que otros enmarañan.


sábado, 4 de octubre de 2008

Un paseíto por el mercado

Seguramente, si han ido a darse un garbeo por el mercado inmobiliario con la intención de comprar (¡venga, venga, nenas, que me los quitan de las manos, estamos rematando los precios!) alguna vez les habrán dicho que tal o cual pisete está señalizado. Digo yo que le habrán puesto una señal de tráfico equivalente a prohibido aparcar o algo así, puesto que señalizar sólo es cuestión de obras públicas o de la DGT. En todo caso, habrán dado una señal por él. Señoras y señores de las inmobiliarias, un aviso antes de que vayan al INEM: cuesta menos decir "Este piso tiene señal" que "Este piso está señalizado", y con la ventaja de que además no decimos ninguna chorrada o pedantería.

Cambiando de tercio, pero no demasiado, la mayor parte del mundo empieza a entender por fin un palabro que lleva años circulando sin que nadie pueda definirlo con exactitud: globalización. Muchos empresarios lo han definido así: "Si puedo vender más barato fabricando en China y trayéndome el producto, gano más". Esa visión nos trae el eufemismo "expediente de regulación de empleo". O, como diría cierto personaje televisivo: "¡¡A la puta calle!!". El empleo se puede regular de muchas formas, aunque en realidad lo se quiere decir es que se destruye.

Recientemente hemos visto una nueva acepción de globalización que se entiende mucho más: "Situación producida si unos desaprensivos especulan con el dinero de los demás y tienen pérdidas millonarias que deben suplirse con dinero público". A esto también se le llama "socializar las pérdidas". Vamos, que ganar ganan los mismos, pero perder perdemos todos (menos los "mismos"). Y eso nos lleva a que muchas empresas tenga que presentar un "concurso voluntario o forzoso de acreedores". ¡Toma Jeroma, pastilla de goma! Los españolitos de a pie entendemos de sobra la expresión "suspensión de pagos" pero es mejor llamarlo así para disimular o para rellenar más folios con el fin de que a nadie se le ocurra echarles un vistazo.

Por si aún quedan conceptos que no haya expresado muy bien aquí les presento un video muy ilustrativo sobre el tema que hoy está en boca de todo político o economista que se precie.