martes, 19 de agosto de 2008

Visiones del mundo forgesporáneo

Si en el país de los ciegos el tuerto dirige la ONCE, en lo que a palabros se refiere Antonio Fraguas "Forges" es el rey y siempre lo será, y siempre lo será (léase melodiosamente). Recuerdo sus viñetas desde que empecé a hacer bolitas con los mocos, es decir, la tira. Desde que dejó TVE, donde trabajaba como técnico, pasando por su Historia de Aquí y llegando hasta su web (desde aquí tenéis un enlace un poco más abajo a la izquierda; no, más abajo, a TU izquierda; eso, ahí) deben haber pasado más de forrenta años, como diría él.

En cualquier dibujante se puede observar una evolución de estilo. Pero apenas se nota en este madrileño, aunque los medios hayan cambiado (sus viñetas salen hoy de un ordenador, en lugar del papel con tinta china, y ese esfuerzo tecnológico le llevó a publicar Informática para torpes; indispensable, oiga). Sus personajes son más o menos los mismos (los Blasillos, Mariano y su señora la foca, digo Concha, los barandas que pretenden dirigir forever el cotarro, etc.) sin perder comba con la actualidad. Siempre va repartiendo caña desde abajo hasta el poder político con humor celtibérico y olé. Y que sea por muchos años. Los bocadillos de sus viñetas siguen teniendo un buen grosor, remarcando que las palabras tienen un lugar tan importante o más que el dibujo.

Tan importantes son las palabras para Forges que los gramáticos del castellano deberían plantearse añadirlo a los mecanismos de formación del léxico. Incluso llegó a publicar su propio Forgescedario. ¿Quién no se ha esforciado alguna vez levantando peso? ¿Quién no ha leído el prefascio de un libro franquista? ¿Quién no se ha dado al refocile ante una sueca, su busto y sus clisos? ¿Quién no se ha puesto pedaso bufandamen para protegerse del frío? Y qué decir de las onomatopeyas. Ríanse de los bang, zas y boum manidos y disfruten ante un crajunfles si alguien se rompe la crisma, un brouag de un flato reconfortante o un choflost que vemos en la imagen inferior...


Una cosa que me sorprendió hace años es la actualidad de sus viñetas. Cayó en mis manos un recopilatorio suyo publicado allá por los setenta, nada menos. Como las estructuras de poder, la estupidez de la gente y las metidas de gamba públicas son sempiternas resulta que si mañana publicaran en EL PAÍS una viñeta de aquéllas no se notaría nada nada. Incluso si apareciera Aznar nos recordaría las caricaturas forgianas del dictador Paquito, porque su parecido es más que razonable (interprétese como se quiera).

En resumen, que no podía faltar un homenaje en esta ensalada a tamaño humorista que, aunque se note que es ciertamente rojillo, no deja de ver los acontecimientos con sentido común, mal que les pese a los amigos de enturbiar la opinión pública (la cual, según una cita antigua, lleva muchos años siendo la peor de las opiniones). Y es que gente como Forges o el Roto son necesarios para contrarrestar los ataques neocon a la información, que no son pocos y nos rodean más de lo que sospechamos. Si es usted un verdadero baranda estará más que quemadito con sus viñetas, pero tranquilo, que no publican en el diario que usted lee.

Como despedida debo mencionar a un reciente descubrimiento viñetístico de un servidor: el chileno Alberto Montt, que también pueden ver más o menos aquí al lado un poco más p'arriba. Su humor particular y más centrado en otras disquisiciones semánticas, así como su manera de entender la ilustración bien merecen una visita por su blog donde se publica a sí mismo en dosis diarias, lo que le hace sentir ganas a uno de coger la pluma y hacer algo aunque sólo sea para que lo lean sus amiguetes. Como viene siendo este blog. Pero a años luz de estos señores del trazo.

lunes, 11 de agosto de 2008

Contra entre mientras cuanto

No sé si es que sólo oímos lo que nos interesa --que suele ser asín-- o lo que nos sugieren unos cuantos sonidos. Nos nos hace falta la sílaba dre si se cagan en nuestro pa... y joputa no es el marido de la japuta, ese pez mediterráneo y teleósteo a la par.

A mí, especialista en hablarle al cuello de la camisa, me suele ocurrir cuando me ofrecen algo: pienso y contesto bueno, pero articulo algo así como wno. Lo normal es que entiendan que he dicho no, así que servidor piensa que más vale pronunciar bien que repetir dos veces, pero se acostumbra y vuelve a tropezar con la misma piedra.

Algo parecido debe ocurrir con el uso de muchas palabras que cambiamos de sitio o inventamos por la simple coincidencia de sonidos, la perrería articulatoria o ambas. Jesús Gil ya dejó para la posteridad el adjetivo ostentóreo, que es aparatoso (ostentoso) y causa mucho ruido (estentóreo) al tiempo. He aquí un palabro con todas las de la ley y altamente mediático.

Sin en cambio (que lo he llegado a oir por sin embargo) hay palabras que se resisten a los hispanohablantes como el adverbio cuanto en la expresión cuanto más. Se ve que nuestra perritud nos lleva a conformarnos con el grupo -nt- (cuanto) y de ahí pasamos a contra, entre y mientras. La primera indica contrariedad, así que no pega ni con cola y es el uso que más patadas pega a la gramática: Contra más me arremango el refajo, más tieso tié Salustiano el badajo puede ser aceptable en Villargordo de la Cabramocha, pero más p'acá, como que no. Entre más se dice por centroamérica y Méjico (que, por cierto, aunque se puede escribir México se pronuncia con j puesto que la x representaba antiguamente su sonido; diga megsicano y quedará como un auténtico gringo), pero la preposición entre denota una posición intermedia y como que tampoco, y aun así se oye por estos lares. Por último, se acepta la variante coloquial mientras más, aunque tiene un matiz temporal que no coincide con el valor comparativo de cuanto más prima, más se arrima. Y es que hay primas que no tienen comparación en Oregón...

Habiendo cumplido con la pedorrez semanal, aprovecho para despedirme sin más ni menos (que también lo he llegado a oir) porque me he dejado el gas abierto. Felices juegos olímpicos.

lunes, 4 de agosto de 2008

Avant-propos

Aunque las introducciones suelen ir antes de algo, ya que para eso te meten en materia, me voy a dar el lujo de presentar el blog después de haber sido inaugurado.
Seguramente ello es debido a que el parto de esta página en red ha sido más producto de penalty que de la premeditación. Y como todo aquél que no premedita la cosas las debe postmeditar o --si procediere-- justificar, me veo obligado a explicar cuáles creo que son mis verdaderas pretensiones.
Para empezar por el principio, valga la rebuznancia, quiero aclarar el título Ensalada de palabros. De todos es conocido el significado de la palabra ensalada y su procedencia del ruso inssaladjya (que a su vez procede del indoeuropeo n'salaad iyah, "este dios sólo nos manda verdura, el jodío"). Lo que ya no está tan al alcance del ciudadano de a pie o bonometro es la palabra palabro. Porque existe de verdad, al contrario de otros palabros que pueda escribir pues por no existir reglamentariamente se llaman así. Dice el diccionario de Doña María Moliner del vocablo: "Palabra mal dicha, rara o estrambótica. Palabrota". Me quedo con esta definición puesto que los señores que limpian, fijan y dan esplendor (y no me refiero a una subcontrata de Don Limpio, sino a la RAE) pasan por alto el adjetivo rara. Porque aquí se pretende dar nuevo uso a las palabras, inventar o reinventarlas aunque produzcan extrañeza. Seguro que el contexto y el buen entendimiento del lector aclaran su significado.
También se pretende discutir sobre el uso y corrección de términos más o menos cotidianos a ver si entre todos hablamos un poco mejor, que no cuesta nada, ¡hostia! Lo de las palabras malsonantes... bueno, tampoco hay que abusar, pero no podemos andar reprimiéndonos en tiempos de "desaceleración" (bonito palabro). Ya saben, cuando pisamos el freno no frenamos; cuando bajamos la marcha no reducimos ni ralentizamos, simplemente "desaceleramos" o lo que es lo mismo, pisamos el "desacelerador" (¡¡Mariano, desacelera que nos vamos a comer el camión!!). Los políticos saben qué palabras elegir para eludir semánticamente la realidad. En fin, entre esto y que mientan me quedo con lo primero. Tiene más gracia torera.
Disculpen si en esta justificación se me ha colado alguna que otra trola, pero sólo ha sido por hacer honor al blog y con intención humorística. Ustedes dispensen. Para finalizar permítanme la pedorrez de haber titulado esta segunda intentona literaria avant-propos (prefacio en francés). Es que después de tres años de filología uno se acostumbra a ciertas cosas, aunque espero que agradezcan la redacción en castellano. Para despedir, un video que sirve de manifiesto para este espacio.


viernes, 1 de agosto de 2008

Receta de ensalada de palabros

Un buen día, se cogen unas cuantas ganas de escribir (de dos a cuatro, según el gusto del consumidor).
Se le añade en juliana unos cuantos blogs de amigos, conocidos y desconocidos que le hacen preguntarse a uno: ¿y si escribo yo otro, a ver qué tal?
Se deja macerando en aguasal 20 minutos hasta que se rellenen todos los datos para publicar una entrada.
Se espera para ver si viene una idea. ¿A ver? No, era una mosca.
Se le quita el aguasal con un colador y se sirve en una ensaladera, a ser posible no ganada en un torneo de tenis --si no, no pasa nada. Se aliña con su poquito de sal, su poquito de vinagre de Módena que no es de Módena y aceite al gusto, pero no es necesario que flote.
Servir en frío.

Ingredientes:
-2 a 4 ganas de escribir;
-blogs variados en juliana;
-1/2 l de aguasal;
-una idea o ninguna;
-sal, vinagre de Módena que no es de Módena y aceite.

Declaro inaugurada esta ensalada en construcción.